jueves, enero 18, 2007


Arrojo

Arroje al viento mis más queridos deseos. Si, parece locura, quizás algo de eso haya. Arroje esos que he guardado por décadas, aunque se sienten como milenios, por que así se sienten, añejos, rancios, maduros. Tal vez sea por eso que recordarlos me embriagan, me trasladan a un mundo donde solo yo decido, que existe y que deja de ser.

Arroje al viento los aromas, los dulces, los agrios, los innombrables, esos que me dejaron las mañanas húmedas en soledad, las noches húmedas en compañía, las tardes soleadas y las de lluvias incesantes. Esos aromas a guayaba madura, de aliento dulce y jadeante, de rechazos y reclamos, de rió y mar, de cuerpo y suelo.

Arroje al viento mis miradas, las arroje con descaro, por que fueron sinceras, por que fueron aceptadas, por que no lo fueron. Las arroje sin mirar, para no tener una más que arrojar. No se que rumbo tomaron, tal vez el que toman aquellas, que se empeñan en posarse sin premura, pero contundente.

Arroje al viento mis latidos, los que me dejaron sin aliento, por que su latir retumbó universos, los que derritieron mis ojos, por que su palpitar me hirió carne y alma. Los arroje por insistentes, los lance con furia, con desespero, con esperanza. Su ultimo palpitar rozó mis dedos, y se lleno de escalofríos mi ser.

Arroje al viento mi voz, la arroje en silencio. Oculte mis oídos con mis manos, ignore sus últimas palabras, pues sabia que tendría una dulce manera de convencerme de lo contrario. No quise escuchar más. No podía escuchar más, esas palabras de amor frustradas, esos versos hablados al oído extraño, esos sollozos y voz quebrada.

Los arroje y lo haría una y mil veces, por que se que llegaran a mi nuevamente, por que son lo que soy, aunque comience de nuevo, aunque recorra surcos nuevos. Aunque lleguen nuevos deseos, nuevos aromas, nuevas miradas, nuevos latidos, nuevos versos.

lunes, enero 15, 2007






Homenaje a la vejes

El incidente del viejito atropellado, me toco muy fuerte. La imagen del anciano moviendo sus manos como un bebe con alguna necesidad, me ha dejado pensando mucho, en lo cruel que puede ser “la vida” y la gente. En lo profundamente irrelevante que es el dinero y las exigencias diarias.

Toda una vida de esfuerzo, de trabajo constante, de dejar a un lado hijos, esposa, padres, amigos, por obtener cosas materiales, ¡¡no la hace!!La vida es mucha mas sencilla de la que queremos verla, no hace falta un BMW en la marquesina, ni un televisor de plasma, ni una polo con un cocodrilo al frente.

Hay mucha pobreza en la gente, pero no de dinero, si no de contenido, de buenos propósitos, de visión humana, de humildad del ser.

¿Cuantos viejitos mueren esperando a que lleguen sus hijos? Hay muchos abandonados en sus casas, hogares de cuido, calles oscuras, con solo el recuerdo de lo que fue un hogar constituido con mucho trabajo y cariño. Escuche en una emisora de radio un comentario sobre eso, decía que algunos escuchaban llegar un auto, y salían a ver si eran esos hijos que nunca llegaban, ¡que triste!

Dios guarde a cada anciano, por que a ellos le debemos lo que somos. PAPI, MAMI, ¡¡LOS AMO MUCHO!!, ustedes son mis viejitos.