jueves, marzo 29, 2007

(Munch)

Un deseo prostituto.

Anoche escuchaba con algo de terror, el desahogo de un amigo, que por circunstancias familiares, personales e incluso sociales, decidía hacer un “delete” a su vida actual y empezar de cero-algo para mi imposible-por que su vida actual no le hace feliz.

De alguna manera en su discurso, me dibujaba a la perfección mi propia realidad, de hecho, al resto de nosotros. Ese momento límite que creo tenemos todos, ante el hastío de lo cotidiano y el vacio, ese vacío que parece alejarnos el horizonte de nuevas ganas, de nuevas experiencias.

Me decía el amigo con insistencia,…que no iba a quedarse solo…, que su vejes iba a ser una con hijos y con una compañía fiel y dispuesta. Mientras tanto, mi pensamiento se transportaba a ese futuro incierto, pero deseable para él y también para mí mismo. Todo su ser pedía a gritos propósito, compromiso, lealtad, compañía, compañía, compañía.

Nadie en este mundo-espero no pecar de ingenuo-querría otra cosa. Sin embargo lo que más me preocupaba del amigo, es que piensa construir esa “nueva vida”, basándose en un auto engaño, ignorando quien es y lo que siente. Y para mí, es el peor error que se puede cometer.

Creo en la honestidad, principalmente en la que respecta a nosotros mismos. Por que nos garantiza un camino más amplio, más claro y más solido. Por supuesto que eso significa, en la mayoría de las ocasiones, ir en contra de lo establecido, ¿A caso importa tanto eso?, para mí que no. Entiendo que cada uno debe ser protagonista de su propio drama, el papel secundario que lo escoja quien no cuenta con la valentía de enfrentar la avalancha de críticas y opiniones que nunca faltan.

A mi amigo le deseo toda la suerte del mundo. Y a mí mismo como al resto de ustedes.