"Señor, haced de mí un instrumento de paz,
Que allí donde halla odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga perdón;
donde haya discordia, ponga unión;
donde haya error, ponga verdad;
donde haya duda, ponga fe;
donde haya desesperación, ponga esperanza;
donde haya tinieblas, ponga vuestra luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro,
que no me empeñe tanto en ser consolado,
como en consolar;
en ser comprendido como en comprender;
en ser amado como en amar;
pues dando, se recibe;
olvidando, se encuentra;
perdonando, se es perdonado..."
En momentos en que necesitó hacer uso de sabiduría, esta oración me llena de paz, de esperanza, de entendimiento. Y es que el empeño de algunos de ser obstáculo para los demás, mina las ganas y la convicción de que el camino correcto, es el camino a seguir, que adoptar el rencor y los pensamientos de venganza, son el remedio dulce para conflictos sin sustancia.
Pero mi paz va primero, mis convicciones solo cambian para hacerme un mejor ser humano, y mi fe, nada me la debilita. Así las cosas, cada golpe me hará mas fuerte, cada intento de humillación me confirmara que el valor de cada hombre, esta en su justicia hacia los demás y por lo tanto, hacia si mismo.
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