jueves, junio 28, 2007

Noelia y el aroma de su sexo

Yo como muchos, luego de escuchar con tanta insistencia la noticia del vídeo de Noelia, me adentren en la Web y lo vi, creo que duro casi cinco minutos. La verdad del caso es, que no vi nada pornográfico en el. Vi sexo entre una mujer adulta y un hombre, obviamente adulto.

Soy de los que piensan que entre adultos y con consentimiento, hacer ese tipo de cosas, es una buena manera de divertirse. Pero debemos saber muy bien con quien lo hacemos y en todo caso, disponer de el tan pronto como nos sea posible.

Para mí lo más escandaloso del asunto, no es el video, sino más bien la persona que difundió el video de un acto intimo, que no debió pasar más allá de su disfrute personal y sus cuatro paredes. Me parece escandaloso, la reacción de alguna gente ante la noticia, porque se trata de dos personas mostrando su desnudes ante el mundo. ¿Sera que no tienen sexo, y que nacieron con ropa?

En estos últimos tiempos, de alguna manera, el fundamentalismo se está apoderando incluso de los sectores más vanguardistas. Posiblemente, el temor a los resultados de los excesos a los que se ha llegado en estos últimos años, halla convencido ha algunos sectores de la sociedad, de que la ruta llevada hasta ahora, no es precisamente la correcta. ¿Pero cuál es la correcta?

La eliminación de derechos civiles como se ha visto en la política norteamericana, no creo que sea la correcta. Como tampoco lo es, la incursión de las instituciones eclesiásticas en el ámbito político del país. Menos la ruta que está tomando Chávez, convirtiendo las empresas privadas, en propiedad del estado, para colmo sin el debido proceso, así no más.

Creo que ya es hora de una revolución cívica. Me refiero al empoderamiento de los pueblos, porque lo que ha habido hasta ahora, es la virtual esclavitud de los pueblos. Oprimidos, abandonados, utilizados, asesinados, por sus propios gobiernos. Me refiero a ser más selectivos, más exigentes y menos monigotes. No creo en la violencia, pero si, en la contundencia de la justicia.

¿Qué tiene que ver todo esto con Noelia? Todo y nada, erróneamente tendemos a fragmentar acontecimientos, que a primera vista, perecen no tener relación unos con otros, y así mismo fragmentamos las posibilidades de una ruta de excelencia para el colectivo, ese que ignoramos, pero del que somos parte, aunque nos cueste aceptarlo. Las actitudes y las acciones de otros, son reflejo de lo que somos el conjunto y el individuo.

Por eso me siento parte de la tristeza y vergüenza de Noelia, como también me siento parte de lo que sufre el pueblo venezolano y de Cuba, de la hambruna de Etiopía, del dolor del pueblo norteamericano por el 9/11, y así podría enumerar miles de ejemplos. Solo hay que sumergir el rostro a la orilla de una isla, para darse cuenta de que su aislamiento, es solo una percepción superficial.